viernes, 22 de abril de 2011

Mad Men

Ya era hora de explicar la imagen de este blog. He aprovechado un hueco que me ha dejado la Semana Santa para comentar por qué elegí precisamente la cabecera de una serie titulada Mad Men. Para quienes aún no la conozcan, simplemente tengo que apuntar que es, en mi humilde opinión, la mejor producción televisiva que he visto en los últimos años. De hecho, mi novia y yo nos hemos 'devorado' del tirón las cuatro temporadas de la serie y gracias también a la inestimable ayuda de Megavideo. Aunque ha llegado hasta nuestros oídos que habrá una quinta temporada, el hecho de terminar la serie nos ha dejado con una sensación de vacío que no experimentaba desde mi muy añorada Lost.



Pero, al margen de que la serie esté bien o mal, que cree adicción o no, la quería rescatar en esta entrada por un motivo diferente. Empezaré diciendo que la elección de la cabecera de Mad Men para adornar este blog no es ni mucho menos arbitraria. Obedece a un intento de ilustrar, de una manera sutil, uno de los males latentes en la información audiovisual. Y éste no es otro que, como han dicho otras compañeras en sus blogs, la continua presencia de un ideario sexista en las diversas manifestaciones que nos llegan desde la tele, las salas de cine o incluso los videojuegos.
Ahora bien, ¿por qué Mad Men? Pues, en esencia, porque es una serie que, más allá de la trama principal (que gira en torno a las vicisitudes de Donald Draper, el director creativo de una agencia de publicidad de Nueva York), nos muestra dos aspectos importantes que han influido en la formación del encasillamiento indisimulado que se aplica al género femenino.

Por un lado, el lugar secundario que, hasta hace dos días como aquél que dice, ocupaba la mujer en una sociedad dirigida por y para los hombres. De hecho, los personajes femeninos de la serie no dejan de ser arquetipos de aquellas mujeres relegadas a desempeñar una labor en la sombra, ya fuera como amas de casa (Betty Draper), como secretarias (Joan Harris) o como trabajadoras poco valoradas por sus iguales (Peggy Olson). Precisamente ésta última, Peggy Olson, se queja en el siguiente extracto (está en inglés, pero se entiende bastante bien) del trato de sus compañeros, todos ellos más preocupados por el aspecto físico de la nueva secretaria y por seducirla que por conocerla como persona que es.

http://www.youtube.com/watch?v=G2FZOCgZe8k&feature=related

Y, por otro lado, la serie es interesante para un análisis audiovisual por exhibir, de una manera bastante elocuente, el servicio que han prestado los diferentes aparatos ideológicos (y, en el caso de Mad Men, hablamos de la publicidad en concreto, dominada, cómo no, por el hombre occidental) para la causa sexista. En la serie se aprecian claramente los entresijos de cómo funciona este mundillo y cómo ha colaborado, desde su esfera, tanto en la creación de una serie de necesidades consideradas típicamente femeninas como en la manipulación de la mente humana para legitimar una visión, la de la mujer-objeto que sólo se preocupa por cuestiones de belleza y asuntos etéreos, totalmente subjetiva e injusta de la realidad social.
Incluso la única creativa que trabaja para la agencia Sterling Cooper (una secretaria a la que 'ascienden' por sus buenas ideas, aunque tiene peores condiciones salariales que sus compañeros), se ve forzada a pensar de una manera masculina ideando eslóganes e imágenes que refuerzan ese sambenito (la serie se sitúa en los 60, pero, viendo la publicidad de nuestros días, vemos que algunos tópicos relacionados con la mujer aún persisten) de que todo lo que las mujeres quieren es estar guapas y encontrar un buen marido. Aquí dejo otro extracto 'revelador' del sexismo presente en el discurso de las campañas publicitarias. Hasta para vender productos para un público masculino como son los desodorantes se piensa en la mujer como posible compradora, lo que no deja de ser una forma de posicionarla en el subsector de lo estético mientras los hombres se ocupan de los asuntos importantes:

http://www.youtube.com/watch?v=8SSbnf2eTjs

Asimismo, la serie tiene momentos que invitan a la reflexión sobre el alcance que ha adquirido hoy en día la publicidad. Antes de hablar de ello, me gustaría dejar dos ejemplos de la discusión que mantienen algunos personajes de Mad Men (en especial, Don Draper y varios amigos hippies de su amante) sobre el poder de este negocio.


http://www.youtube.com/watch?v=_z6vsYELcjw

http://www.youtube.com/watch?v=4O1VBBGcXSo&feature=related

En uno de estos extractos se dicen cosas como las que siguen:

-Perpetuando la mentira, ¿cómo duermes por la noche? (Personaje hippie)

-Ustedes y sus charlatanerías crearon la religión del consumo de masas. (Personaje hippie)

-La gente desea tan fuertemente que le digan qué hacer, que escuchan a quien sea. (Donald Draper)

Efectivamente, la publicidad, como se infiere de diálogos como éste, se ha convertido en un agente de primera magnitud en nuestras vidas no sólo provocando que tengamos nuevas apetencias materialistas sino también reafirmando una forma de pensar con la que nos podemos sentir más o menos identificados. En relación con el discurso sexista, es evidente que buena parte del discurso publicitario aún opta por una línea 'conservadora', entendiendo por ésta la que perpetúa el encasillamiento que ha venido sufriendo desde tiempos inmemoriales la mujer. Por cierto, nuestra compañera Amaia ya ha puesto unos ejemplos más que evidentes de este estilo. Sin embargo, nos hacemos una pregunta, ¿no estaremos haciendo demasiado responsable a la publicidad del legado sexista cuando quizás el verdadero origen de este problema se encuentra en la propia sociedad? Desde mi punto de vista, considero que, si la publicidad sigue recurriendo a esas fórmulas estereotipadas en las que la mujer es 'utilizada', es porque mucha gente sigue siendo complaciente con esa forma de pensamiento y, por tanto, todavía no se ha librado de los prejuicios y valores que antes existían con respecto a las mujeres. Pero también hallamos otro problema que repercute en el mantenimiento de este arraigado sexismo: la inconsciencia de la audiencia. Y es que otros muchos consumidores de medios, debido a la falta de educación para los medios que existe en nuestro país, no son capaces de percibir o se mantienen indiferentes ante los mensajes que nos llegan desde aparatos como la publicidad. Así que, bien por aceptación o bien por inacción o desconocimiento, colaboramos en que ciertas presunciones tergiversadas con respecto a la mujer permanezcan vivas.

1 comentario:

  1. Adoro Man Men y ver como pensaba la gente en los 60 hace conocer mejor a nuestros mayores y sus machismos

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