lunes, 23 de mayo de 2011

El valor de una imagen

Con las imágenes podemos ganar guerras o levantar imperios. El poder de una imagen es infinitamente más grande que el de la propia palabra. Una imagen integra en sí misma un mundo de interpretaciones que pueden ir desde un extremo hasta el otro según el contexto social y cultural del que la consume.


El problema de englobar un mensaje en una imagen es que por el camino dejamos un puzzle entero del que hemos extraído esa piececita y sin el cuál nunca seremos capaces de conocer el razonamiento completo del transcurso de los hechos.
Siendo conscientes del peligro de simplificar la historia con una sola imagen, debería exigirse la máxima responsabilidad a aquellos que tienen el control sobre la exposición de esas pequeñas reliquias que dan testimonio de la realidad.
Con esto me refiero a cualquier manipulación en el tráfico de escenas, tanto por su excesiva exposición como por su omisión de la agenda de noticias.
En muchas ocasiones nos bombardean con imágenes de las guerras civiles en Oriente Medio, pero la descontextualización de los hechos y la carencia de una introducción apropiada para entender la trama que desencadena los sucesos, hace que la recepción masiva de escenas sangrientas y edificios derruidos se torne como una realidad que nos es ajena y para la que al final nos volvemos inmunes.
También me gustaría evidenciar que no hay testimonio de muchas injusticias y realidades que acontecen en el mundo. Por ejemplo, en los telediarios nunca aparece el día a día de muchas tribus africanas, que se ven sometidas por dictadores que controlan el monopolio de la riqueza, y que por otro lado están respaldados por los gobiernos del primer mundo, quienes ven favorecida su relación gracias al intercambio de petróleo y otras materias de valor incalculable.
La conclusión a la que llego tras la lectura de 'Imágenes de lo intolerable', capítulo que compartió con nosotros el profesor Correa, es que las imágenes son la afirmación de nuestra historia y como tal, deberían reflejarse sin cortes y sin fisuras y en su máxima plenitud para el enriqueciemineto personal y cultural de cada individuo.
Y por supuesto, deberían ser como mínimo verdaderas, aunque parece que esta lección, ya sea por culpa de las agencias de noticias o de los medios que tratan de dar la primicia a costa de contrastar la información, nunca la aprendemos. El último caso conocido la foto falsa del cadáver de Osama Bin Laden:

http://www.elperiodico.com/es/noticias/internacional/una-foto-falsa-991447

El hombre es el único hombre capaz de tropezar en la misma piedra, una y otra vez, y otra, y otra...

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